El pecado del hombre

En este estudio comenzamos considerando lo que la Biblia nos dice de la relación entre Dios y el hombre. Gén 2:7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
En este versículo se nos dice que Dios formó el cuerpo del hombre del polvo de la tierra. Empero, el hombre es más que un mero cuerpo. Dios le dio también un espíritu inteligente y una voluntad moral. Si Dios nos hizo, entonces tenemos la responsabilidad de obedecerle.
Gén 1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
El hombre fue hecho a imagen de Dios. En esto radica la gloria del hombre y esto es lo que le diferencia de todos los otros seres vivientes. ¿Qué significa que el hombre sea hecho a imagen de Dios? Entre otras cosas significa ciertamente
esto: Primero, que el hombre es un ser moral. Ello significa que puede hacer elecciones morales. Segundo, el hombre es racional. Esto significa que puede pensar. También quiere decir que el hombre es creador: en todas partes los hombres han hecho obras de arte. Es también la razón que explica por qué el hombre ama.
Gén 1:31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.
Tal como Dios lo hizo, el hombre era bueno, tanto en cuerpo como en alma.
Gén 3:8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 
Observen la primera fase en este versículo. Se muestra aquí al hombre en perfecta armonía con Dios, de manera que Dios y el hombre podían caminar juntos al aire del día. Estando en armonía con Dios, estaba también en completa armonía con su esposa, con la naturaleza y consigo mismo. No habia lugar para personalidad desdoblada o esquizofrénica en el hombre, según había sido hecho originalmente. Tal como el hombre fue creado, tenía poder par a amar y obedecer a Dios; pero siendo un agente libre, podía también transgredir la voluntad divina.
Gén 2:16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;
Gén 2:17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
En este versículo Dios cita la condición puesta al hombre para poder continuar la comunión con Dios. La condición es simple: el hombre deberá demostrar el amor a Dios obedeciéndole. Si el hombre desobedece a Dios, el resultado será la muerte.
Es decir: más que la muerte física; la muerte espiritual aparecerá inmediatamente. La muerte física es aquella de la que nosotros hablamos como la «muerte» . La muerte eterna viene por el Juicio de Dios. El deber del hombre es afrontar la elección entre la obediencia y la desobediencia.
¿ Qué bendiciones otorgó Dios al hombre al crearlo?
Hagamos un bosquejo de las mismas:
a) Fue hecho a imagen de Dios y por lo tanto era santo (Génesis 1:26),
b) Tenía constante comunión con Dios (Génesis 3:8).
e) El ambiente que le rodeaba era perfecto (Génesis 2:8).
d) Tuvo libre elección, con poder para obedecer o poder para transgredir (Génesis 2:16,17).
e) La prueba fue de lo más simple, estando claramente establecidos el mandato y la penalidad (Génesis 2:16, 17).
Gén 3:1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
Gén 3:2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
Gén 3:3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
Gén 3:4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
Gén 3:5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
Gén 3:6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
Gén 3:7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
Gén 3:8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.
Gén 3:9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?
Gén 3:10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
Gén 3:11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?
Gén 3:12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
Gén 3:13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó y comí.
Gén 3:14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
Gén 3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
Gén 3:16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido y él se enseñoreará de ti.
Gén 3:17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.
Gén 3:18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
Gén 3:19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
Adán y Eva voluntariamente eligieron desobedecer a Dios.
Gén 3:7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
Al tratar de cubrirse con la obra de sus propias manos, demostraron que la culpa había caído sobre ellos. La desnudez del cuerpo no era más que símbolo de la desnudez del alma.
Perdieron la comunión con Dios y fueron arrojados del Jardín. Tanto el cuerpo como el alma sintieron los efectos del pecado.
Gén 3:17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.
Gén 3:18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
El universo entero es ahora anormal. No es como Dios lo hizo. Cambió por causa del pecado del hombre.
Rom 5:12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
Rom 5:15 Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo.
Rom 5:17 Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.
Desde la caída de Adán, todos los hombres son pecadores. Cada vez que miramos el cuerpo corrupto de uno que ha muerto, ello deberia probarnos que el hombre es un pecador.
Sal 51:5 He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.
Somos pecadores. No hay justo, ni aun uno.
Isa 56:6 Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto,
Somos pecadores. No hay justo, ni aun uno.
Jer 17:9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
Somos pecadores. No hay justo, ni aun uno.
Jua 8:44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
Somos pecadores. No hay justo, ni aun uno.
Rom 3:10 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;
Rom 3:12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;
Somos pecadores. No hay justo, ni aun uno.
Gál 3:10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
Somos pecadores. No hay justo, ni aun uno. Los dos versículos siguientes nos indican que aun esos que ahora son cristianos, fueron «hijos de la ira» antes de aceptar a Cristo como su Salvador:
Efe 2:2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
Efe 2:3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
«Hijos de desobediencia» e «hijos de ira».
Col 1:21 Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado
«Extraños y enemigos» de Dios. Sería conveniente cerrar nuestra consideración sobre el hecho de que cada uno de nosotros, personalmente, ha pecado a la vista de Dios, con 1 Juan 1 :10.
En conclusión, Dios hizo al hombre. El cuerpo y alma del hombre eran buenos. El hombre tenía libre albedrío mediante el cual podía demostrar su amor a Dios por la obediencia. El hombre tenía comunión continua con Dios, se hallaba en un perfecto medio ambiente espirituaL Se le dio una prueba simple para que pudiera demostrar su amor y obediencia. Adán
y Eva pecaron. Desde entonces todos los hombres, tú y yo, hemos pecado personalmente .