La carne nos obliga a volvernos al Espiritu

Quisiera que viéramos ahora que la carne, a la larga, nos es útil. ¿De qué manera nos es útil? Nos sirve para obligarnos a volvernos a nuestro espíritu. Tenemos una cosa tan maligna que nunca la podemos vencer; pero de todos modos nunca se desvanece. Siempre está ahí.  Hace muchos años leí varios libros que decían cómo podía uno ser santo y victorioso. Traté aquellos métodos. Al principio sirvieron un poco, pero con el paso del tiempo, ningún método trajo resultados. Así que quedé completamente desilusionado. Me di cuenta de que la carne está desahuciada. Me preguntaba por qué el Señor no quitaba la carne, Me imaginaba que sí El erradicaba nuestra carne, todo quedaría resuelto.
En la cruz Cristo le puso fin a todas las cosas, pero podríamos preguntarnos por qué dejó esta carne tan detestable en nosotros, Parece que cuanto más oramos para deshacernos de la carne, más somos perturbados por ella, y más activa se vuelve. Parece que nunca podemos controlarla. Finalmente le dije al Señor: "Ya que no pones fin a mi carne, no volveré a tratar de ser bueno. Dejaré de intentar ser bueno. Ya no procuraré ser victorioso". El Señor me dijo: "Hijo, eso es maravilloso. Eso es exactamente lo que quiero que hagas. Tienes que cesar de tratar de controlar la carne por tu cuenta". Finalmente, el Señor me mostró que El dejó la carne en nosotros por nuestro propio bien, pues esto nos ayuda y nos obliga a volvernos a Él, a volvernos al espíritu.
Si no tuviéramos en nosotros una cosa tan maligna como la carne, probablemente no oraríamos tan desesperadamente.
La carne nos ayuda y nos obliga a clamar al Señor. Estamos forzados por causa de la carne a volvernos a nuestro espíritu. Sí no nos volvemos al Señor, entonces el asunto será peor, Pero si la carne no nos deja otra salida que volvernos al Señor, entonces es verdaderamente útil. Podemos decir: "Gracias Señor por la ayuda de la carne, Gracias Señor, que en Tu soberanía puedes usar mi carne para forzarme a volverme a mi espíritu”.
Tenemos que comprender que la carne y el espíritu están muy cerca. Romanos 8:6 dice que poner nuestra mente en la carne es muerte, y que poner nuestra mente en el espíritu es vida. El versículo 4 dice que tenemos que andar según el espíritu, y no según la carne. Romanos 8:10 dice que si Cristo está en nosotros, nuestro cuerpo está muerto. Esto significa que nuestro cuerpo es la carne. Pero si el Espíritu mora en nosotros, nuestro espíritu es vida. Podemos ver en estos versículos que la Biblia menciona la carne muy ligada al espíritu.
Aún si usted es salvo desde hace mucho tiempo y ha tenido una íntima relación con el señor, de todos modos estas dos cosas están con usted. La carne y el espíritu están con usted. Nuestra carne es la corporificación de Satanás. El pecado y la muerte están en nuestra carne, Pero alabamos al Señor e ir porque también tenemos el espíritu dentro de nosotros.
En el universo existe una persona cuyo nombre es Satanás.
Él está en nuestra carne y él mismo es el pecado; y el pecado a su vez trae muerte. La carne, el pecado, Satanás y la muerte son uno solo. Dios no tiene la intención de poner fin a la carne hasta que nosotros estemos maduros. Cuando estemos maduros, ya no necesitaremos la ayuda de la carne. La carne está aquí ayudándonos y forzándonos a volvernos al espíritu. No debemos desanimarnos. Aunque tenemos la carne, también tenemos que decir: "¡Alabado sea el Señor, también tengo el espíritu!"
Por un lado, aborrecemos nuestra carne; por otro, alabamos al Señor por la ayuda que recibimos de la carne. Puse toda mí confianza en el Señor después de que comprendí que mi carne no tenía remedio. Desde el día que descubrí que mi carne era un caso perdido, tuve temor y temblor, y empecé a acudir al Señor y a volverme al espíritu en todo lo que hacía.
Estaba alerta y decía: "Señor, tienes que intervenir, Tienes que guardarme y cuidarme, Tienes que mantenerme en la esfera del espíritu; de no ser así, seré descuidado y estaré en la carne"
Tenemos que comprender que la carne es un caso perdido. Los cristianos éticos y moralista, enseñan como vencer y controlar la lujuria. Pero la Biblia solamente revela que la lujuria está en la carne y que la carne es un caso perdido, solamente sirve para ayudarnos y forzarnos a volvernos al espíritu y a confiar en el Señor. Esto no está en la esfera de la ética ni la moral. Esto es asunto de volvernos de la carne al espíritu.
Todos tenemos que volvernos de la carne al espíritu. Tenemos que comprender que la carne no tiene remedio y que está ahí para nuestro , a bien. Está aquí ayudándonos y forzándonos constantemente, momento tras momento a volvernos al espíritu, a volvernos al espíritu, a confiar en el Señor, y a no volver a confiar en nuestra carne (Filip.3:3).
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